MÓDULO 5 «FIDEI DEPOSITUM»

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¿Por qué no proponer a los fieles y hombres de buena voluntad el Depósito de la Fe, el Fidei Depositum, de la Iglesia? Ya que «conservar el depósito de la fe es la misión que el Señor confió a su Iglesia y que ella realiza en todo tiempo»[1].

 

El Fidei Depositum «se ofrece a todos aquellos fieles que deseen conocer mejor las riquezas inagotables de la salvación (cf. Jn 8,32)»[2] y este se encuentra de manera especialísima en el Catecismo de la Iglesia Católica.

 

El Catecismo de la Iglesia Católica presenta fiel y orgánicamente la enseñanza de la Sagrada Escritura, de la Tradición viva de la Iglesia y del Magisterio auténtico, así como la herencia espiritual de los Padres, de los santos y santas de la Iglesia, y se ofrece para que se conozcan mejor los misterios cristianos y se reavive la fe del Pueblo de Dios. El Catecismo, por tanto, contiene «lo nuevo y lo viejo» (cf. Mt 13,52), pues la fe es siempre la misma y fuente siempre de luces nuevas.

 

El CURSO «FIDEI DEPOSITUM» se inspira en el contenido y desarrollo del Catecismo de la Iglesia Católica y responde a lo que todo católico debería conocer de su fe para dar una respuesta testimonial y misionera en la Iglesia y el mundo. Como bien se sabe, el plan del Catecismo de la Iglesia Católica se inspira en la gran tradición de los catecismos, los cuales articulan la catequesis en torno a cuatro "pilares": la profesión de la fe bautismal (el Símbolo), los sacramentos de la fe, la vida de fe (los Mandamientos), la oración del creyente (el Padre Nuestro).

 

El MÓDULO 5, «EL ESPÍRITU SANTO Y LA IGLESIA», desarrolla, de la mano del Catecismo de la Iglesia Católica, el tercer capítulo de la Profesión de la fe Cristiana: “Creo en el Espíritu Santo”. Como bien afirma el mismo Catecismo:

«La misión de Cristo y del Espíritu Santo se realiza en la Iglesia, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo. Esta misión conjunta asocia desde ahora a los fieles de Cristo en su comunión con el Padre en el Espíritu Santo: El Espíritu Santo prepara a los hombres, los previene por su gracia, para atraerlos hacia Cristo. Les manifiesta al Señor resucitado, les recuerda su palabra y abre su mente para entender su Muerte y su Resurrección. Les hace presente el misterio de Cristo, sobre todo en la Eucaristía para reconciliarlos, para conducirlos a la comunión con Dios, para que den "mucho fruto" (Jn 15, 5. 8. 16)» CCE 737.


[1] Juan Pablo II, Constitución Apostólica Fidei Depositum, octubre 11 de 1992, Nº 1.

[2] Ibidem, Nº 4.

Course Information

II. OBJETIVO Y JUSTIFICACIÓN

III. CONTENIDOS

IV. METODOLOGÍA

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